En 2022, en todo el mundo se diagnosticaron 2,3 millones de casos de cáncer de mama en mujeres, y se registraron 670 000 defunciones por esa enfermedad. El cáncer de mama afecta a mujeres de cualquier edad a partir de la pubertad, en todos los países del mundo, pero las tasas son mayores entre las mujeres adultas.
Las estimaciones mundiales revelan grandes desigualdades en la carga de morbilidad por cáncer de mama en función del grado de desarrollo humano. Por ejemplo, en países con un índice de desarrollo humano (IDH) muy alto se diagnosticará cáncer de mama a una de cada 12 mujeres en el curso de su vida, y una de cada 71 mujeres morirá por esa enfermedad.
En cambio, en países con un bajo IDH, si bien se diagnostica cáncer de mama a una de cada 27 mujeres en el curso de su vida, una de cada 48 morirá por esa enfermedad.
Los síntomas del cáncer de mama pueden incluir:
- nódulo o engrosamiento en el seno, a menudo sin dolor;
- cambio en el tamaño, forma o aspecto del seno;
- aparición de hoyuelos, enrojecimiento, grietas u otros cambios en la piel;
- cambio en el aspecto del pezón o la piel circundante (aréola);
- secreción de líquido anómalo o sanguinolento por el pezón.
Se recomienda a aquellas personas que presenten un nódulo anómalo en el seno que busquen atención médica, incluso si no es doloroso.
El tratamiento del cáncer de mama depende del subtipo de cáncer y del grado de propagación desde el seno hacia los ganglios linfáticos (estadios II o III) u otras partes del cuerpo (estadio IV).
A fin de reducir las posibilidades de que el cáncer regrese (recidiva), los médicos combinan tratamientos que pueden incluir:
- cirugía para extirpar el tumor del seno;
- radioterapia para reducir el riesgo de recidiva en los tejidos mamarios y circundantes;
- medicamentos para eliminar las células cancerosas y evitar la propagación, en particular tratamientos con hormonas, quimioterapia o tratamientos específicos con productos biológicos.
Los tratamientos contra el cáncer de mama son más eficaces y se toleran mejor si se inician lo antes posible y se toman hasta completar el esquema.
El tratamiento oportuno es necesario para mejorar el pronóstico de vida, aunque los efectos secundarios de algunos de los tratamientos oncológicos utilizados en el cáncer de mama pueden aumentan el riesgo de cardiopatía; como las antraciclinas y los anticuerpos monoclonales, que producen cardiotoxicidad que conllevan a insuficiencia cardiaca, solo reversible en algunos casos.
Ante esta situación es necesario la prevención, el diagnóstico precoz y la aplicación de tratamiento oportuno del daño miocárdico. En este sentido es necesario la identificación del riesgo cardiovascular previo al tratamiento, la evaluación ecocardiográfica inicial y seguimiento con técnicas que detecten el daño precoz de la fibra antes de la caída de la fracción de eyección, que puede detectar la alteración en la deformidad miocárdica antes de afectar la función contráctil del ventrículo izquierdo.
Por lo tanto, cardiólogos y oncólogos deben de actuar como un equipo interdisciplinario con la finalidad de trabajar en conjunto en la prevención de la enfermedad cardiovascular ya que es la primera causa de muerte en la mujer, muy superior a la mortalidad por cáncer de mama, esto asociado a la alta eficacia del tratamiento curativo de esa enfermedad oncológica de mama hace que las mujeres vivan más tiempo y tengan más oportunidad de manifestar la enfermedad cardiovascular.
Cuidar de tu corazón ante un tratamiento oncológico, te proporcionará una mejor calidad de vida a largo plazo.